domingo, junio 25, 2006

Me aburro

Me hundo en el aburrimiento y hago figuritas y angelitos en él, como si de nieve se tratara, que asco. En este momento todo lo que veo se traduce en bodrio.

Este día ha sido lentísimo y ni siquiera me he animado a levantar los textos ni los cuadernos del piso, donde quedaron el viernes cuando llegué de clases y luego se revolvieron un poco después de que se fuera Javi y mi señora madre tratara de "racionalizar" conmigo. Tal vez lo único positivo de hoy fue haber encontrado un sitio con tutoriales anti-bobos de html, por ende, podría llegar a cambiar algunas cosillas dentro de la semana, especialmente si sigo con órdenes tácitas de no dejar mi habitación.

Mi madre llamó a mi padre para que hablaramos de mi comportamiento, todos juntos, como una gran familia que NO somos. No sé que tanto importa; bueno ya, sí, importa, no es sano que una persona comience con esto de los vicios a tan temprana edad, pero no voy a hacer nada para esconderlo, culpo a mis padres, tal vez si me hubieran abrazado más en mi infancia yo no sería tan, tan... así. Es más, hay muchas otras cosas y acciones que estos estúpidos, que se hacen llamar mis progenitores, podrían haber hecho para obtener como resultado a un yo más (odio esta palabra), "feliz".

El viaje de mi padre dura casi 7 horas en bus, pero primero tenía que arreglar un asunto y luego venirse, él les llama asuntos, como si yo no tuviera ojos para ver ni cerebro con que pensar, sabemos todos que su asunto es la pareja del día que le hace problemas para que se venga tan de improviso, y ¡cómo no! si conociendo a mi padre como lo conozco, de seguro que él se ha quedado callado sobre la ex-esposa e hijos que tiene acá, pero así es mi viejo, un despreocupado, el eterno desentendido y mujeriego por excelencia, si es que no es una contradicción hablar de mujeriegos y excelencia en la misma frase.

Él llega mañana a primera hora, según mi mamá, valga decir que va a llegar a eso del mediodía y nos va a dar un millón de esxcusas y explicaciones, claramente, todas falsas, pero lo importante es que viene, de haber sabido que todo lo que tenía que hacer para arrastrarlo hasta mi lado, era lanzarme en el tobogán de la autodestrucción, lo hubiera hecho mucho antes y nunca de incógnito. Aún así no termino de perdonar a Javier.

La bestia que se hace llamar mi amigo me vino a ver hoy, nos sentamos en el living y nos miramos las caras un buen rato, mientras mi mamá nos espiaba desde la cocina. Esa señora es muy metida, demasiado diría yo. Después del cómodo silencio, le tiré la billetera a la cara y me levanté rumbo a mi habitación; el quejido que escuché a mis espaldas me confirmó que di en el blanco, aunque me hubiera gustado verle la cara, pero bueno, ya está hecho. Él me siguió hasta mi pieza y cuando mi mamá nos vio pasar se hizo la desentendida. Ahora que lo pienso, mi camino a la autodestrucción nunca fue tan oculto, supongo que esta señora simplemente no supo ver las señales, o mejor aún, no quizo ver las señales.

Encuentro tan surreal haber comenzado un blog justo el día que mi vida como la conozco se empieza a ir a la mierda, la próxima vez que me entren ganas de empezar una suerte de proyecto me voy a asegurar de que todas mis estupideces estén bien cubiertas.

Javier, después de calmarme un poco los ánimos, me ha dicho que todo esto lo hizo por mi, que se imaginó que yo me iba a enojar, pero no le había importado, pues nuestra amistad es más fuerte (de su lado, eso os lo aseguro), que mis excesos ya estaba rayando en la locura y necesitaba que alguien me detuviera y como él no pudo, tuvo que recurrir a los "superiores". De haber sido él hubiera comenzado a rezar a las deidades más cercanas y hubiera mantenido mi bocaza cerrada, lo que él no ve es que quiero autodestruirme, lentamente, ya que, para suicidarme, me faltan agallas.

Ahora que lo pienso un poco más fríamente, no estuvo tan mal lo de Javier, después de todo eso es lo que los verdaderos amigos hacen ¿no? Arriesgan todo, incluso la amistad, para asegurarse de que su ser querido esté por el buen camino y toda esa ñoñería. Después de conversar un poco más, él me ha abrazado y yo le he correspondido, me sentí totalmente fuera de lugar, no me gusta esto de los abrazos ni ser tocado sin permiso, ni nada por el estilo, pero al mismo tiempo, se estaba muy a gusto, me hubiera encantado enterrar mi cabeza en su cuello y quedarme ahí para siempre. No digo yo, mis padres en verdad deberían haberme abrazado más, de haber sucedido aquello no estaría escribiendo sobre un abrazo que para Javier no significó nada más que reasegurar su amistad conmigo y darme a entender que lo sentía, en cambio para mi, es todo un rollo de eternos porqués y reprocesamientos mentales. Odio mi vida, no puedo salirme de este papel de adolescente gris con la eterna nube negra en la cabeza y los rayos pegándole en la nuca. Es más, ni siquiera recuerdo haber sido feliz o alegre en mi infancia. Algo debe estar mal conmigo... algo tiene que estar mal conmigo.

A N T O I N E

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