lunes, mayo 07, 2007

Diálogos matutinos

Hablé con Javier. Demás está decir que no fue una conversación muy grata, pero al menos hablé con él.

Ayer, en un café del centro, lo invité a tomarse un helado, obvio que no tomamos helado porque hacía frío, pero sí me aceptó un café. Abrí la conversación con la siguiente pregunta: ¿Te asusta ser maricón? De ahí en adelante todo fue en picada, una caída libre de miles de metros, las nubes tan densas que me parecía algo imposible dar con el suelo.

Después de mucho meditar en la soledad de mi habitación, con mi mamá que pasaba cada dos minutos a pedirme que saliera a fumar al patio, me di cuenta de que lo que hizo Javier no tenía nada que ver con si me quería o no. Javier no es como yo, a él le importa lo que piense la gente de él. Después de una semana de estrujarme los sesos llegué a esa posible explicación. Tenía que saber si era así.

¿Te asusta ser maricón? Javier se limitó a mirar para otro lado y disimular que esta conversación, en aquel lugar, le daba vergüenza.

-Te lo pregunto- seguí -porque es la única explicación coherente con la que pude dar para que tú, el niño bueno, el que nunca miente, se haya metido con Muriel- un dejo de celos y dolor en mi voz, lo admito.

Javier me miró de reojo y me sacó un cigarro de la cajetilla, lo golpeó contra la mesa por el lado del filtro y se lo llevó a la boca, tomó el encendedor y me lanzó una muy breve mirada.

-¿Y a ti quién te contó? ¿Te lo dijo ella?
-No, te vi en la pieza con ella.

La mesera apareció con nuestros cafés en una bandeja reluciente, recuerdo bien eso pues no quería mirarla a los ojos, ni mirar a Javier, ninguna parte de él. Dentro de mi toda la pena que había sentido aquel día se estaba volviendo a reactivar y poco a poco se convertía en rabia, rabia expresada en unas casi incontenibles ganas de llorar. La muchacha, con su gracioso delantal negro, se fue sin que Javier ni yo le dieramos las gracias.

-Perdón- me dijo casi en un susurro, sin mirarme, con la cara vuelta hacia la calle, falsamente concentrado en un perro que ladraba a un árbol.
-No me pidas perdón, yo no soy mejor que tú...- Vi como una lágrima diminuta se asomó al pestañear, otro objeto brillante que ahora no puedo olvidar- ... después de que te vi me fui con un chico... tú me llamaste y yo estaba con él, por eso no contesté... yo...
-No quiero saber

Por supuesto que no quiere saber, yo tampoco quería saber, pero lo supe, lo vi, lo presencié y como a él le duele, a mi me dolió.

-Soy impulsivo, a veces no lo puedo evitar ¿Me perdonas?
-No tengo nada que perdonar...- Lanzó una densa bocanada de humo hacia el ventanal y tomó un poco de café.

Pasamos un par de segundos en silencio, momento que aproveché para tomar un poco de mi café.

-¿Javier?- hizo un sonido que pretendía indicar que podía seguir con mi pregunta -¿Tú, me quieres?- Silencio, un silencio casi sepulcral, interrumpido única y exclusivamente por la música de fondo, una melodía melancólica de piano -Te pregunto porque no puedo entender por qué cresta hiciste lo que hiciste, y ahora, que te enfrento y te lo digo, te comportas como si sintieras algo por mi, pero no te entiendo, no entiendo qué pasa ¿Estás conmigo o no estás conmigo? ¿Eres mi pareja o qué?
-¿Podemos salir de acá?- Esa fue su única respuesta.

Pagué el consumo, dejé una humilde propina y salí detrás de Javier. Le ofrecí un cigarro y al encender el mío tomé el encendedor en conjunto con su mano. Me miró casi mortificado y se apuró en alejarse y hacerse el desentendido.

-Eso es ¿verdad? Tengo razón... te asusta ser maricón.
-Puede ser...

Caminamos otras tantas caudras sin hablarnos. Doblamos por un poniente y fuimos a dar una ciclovía. Todo el rato yo iba pensando, tratando de poner en orden mis ideas, sientiéndome mal, sintiéndome mierda.

-¿Y por qué cresta no me lo dices? ¡¿Qué acaso soy adivino yo?!
-Es que Antoine entiende, yo no soy como tú, yo no soy capaz de hacer lo que se me antoje y que me importe una mierda lo que piense el resto, no puedo, simplemente no puedo... yo no puedo tomarte de la mano y quedarme tranquilo, ni besarte en público y seguir como si nada... tú no entiendes lo terrible que es ser maricón en este mundo.
-Sí Javier, sí lo sé, o tengo que recordarte todas las veces que me han amenazado por tener tendencias homosexuales, o las veces que me han pegado por eso, o cuantas veces me han rechazado cursos enteros por lo mismo... Tú conoces mi historia Javier, así que no hagas como que no te puedo entender... no eres él único que tiene el mismo problema... y aún siendo así.. ¿Por qué te metiste con ella? ¿Ah? ¿Acaso necesitabas probarte que podías? ¿Qué eres bien machito para tus cosas? ¿Ah? Que todavía se te para con las minas... ¿No, es eso?

Ese fue el punto de quiebre, Javier se quebró, como una ramita seca que simplemente no aguanta más presión se quebró. Lloró y lloró. Tanto que me dejó empapada la camisa y de paso yo solté mis lágrimas por ahí también.

Al final llegamos a un acuerdo, no sé si mutuo, pero acuerdo al fin y al cabo. Una idea que dije al aire por decirla y que terminé aceptando porque quiero demaisado a Javier como para haberle dicho que no, es una idea que al menos nos permite seguir juntos sin que Javier tenga que comprometer tanto de su parte.

Y he aquí la maldita idea. Javier va a seguir "viendo" a Muriel, va a salir con ella u otras chicas, va a seguir haciendo su vida de heterosexual como si nada y yo seguiré siendo su amigo, al menos para el resto, ya veremos como funciona aquello y si no funciona, si esto no tiene arreglo, pues nada, se acabó, así de simple, así de frío, así de terrible, se acabó.

A N T O I N E

3 comentarios:

Rain Raven dijo...

Holas...

Omg.... que post más triste, te comprendo bastante. Me dejaste con pena; mirando la pantalla pero sin mirarla.

Ojala todo resulte bien, y escribe más porfavor.

Sin mucho más que agregar... Me despido...

bye bye =)
Cariños

Anónimo dijo...

Gracias por el apoyo.

La verdad es que sí, fue un momento muy triste para mi y para Javier, pero no creo que él se de cuenta de lo que me está haciendo con... bueno, ya sabes con que.

Tú quedaste mirando la pantalla, yo me quedé mirando el techo, la taza de té, mi comida, todo... no sé que hacer, me siento mal, pero no sólo por mi, también por él...

T_______T

Ojalá que todo resulte bien

Anónimo dijo...

te entiendo, día de mierda.-
No sé muy bien que decir, solo que aguante, quizás sea frio decirlo así, pero no sé que más agregar. Estoy triste, fue un mal día... Espero que el tuyo haya sido mejor que el mio, un beso y fuerza Antoine...



/M.Paz!